Cantharellus lutescens

  • Nombre común: Rebozuelo anaranjado, trompeta amarilla, angula de monte, saltsa-perretxiko hori, camagroc.
  • Sinónimo: Craterellus lutescens

Taxonomía:

  • División:Basidiomycota
  • Subdivisión:Basidiomycotina
  • Clase:Homobasidiomycetes
  • Subclase:Aphyllophoromycetidae
  • Orden:Cantharellales
  • Familia:Cantharellaceae

Comestibilidad:  Comestible excelente. Se seca fácilmente y se utiliza en muchas preparaciones culinarias

Características:

Sombrero de aproximadamente 5 cm de diámetro en estado adulto, con forma embudada o plana, pero con una especie de ombligo en su zona central. De color marrón grisáceo recubierto por fibras oscuras sobre un fondo algo amarillento. El borde suele ser más oscuro, y está ondulado e involuto de forma un tanto irregular, siendo además muy fino.

Láminas inexistentes, el himenio de esta seta es liso o arrugado, como con unas ondulaciones a modo de pliegues que decurren notablemente sobre el pie. De color amarillento o carneo pálido.

Pie mucho más largo que el diámetro del sombrero, de color amarillo fuerte o amarillo anaranjado, generalmente liso. A veces con un surco longitudinal. Es hueco.

Carne fina, delgada y frágil, más dura en el pie y más flexible en el sombrero, de color amarillo pálido. Olor bastante fuerte, afrutado, y sabor dulce.

Hábitat:

Es una seta que aparece durante el otoño, de forma gregaria, formando a veces verdaderas alfombras, en zonas musgosas dentro de los pinares, con predilección por los terrenos calizos. Localmente frecuente y abundante.

Para saber más y curiosidades

Es un buen comestible habitualmente recolectado por los seteros, que incluso puede desecarse para su posterior uso. Se puede confundir con el Craterellus tubaeformis, cuyo himenio tiene auténticas nervaduras, no pliegues o arrugas como esta seta, además su olor a humedad es característico, y sus colores no son tan vivos.

Nuestra receta

Angulas del monte al ajillo

Ingredientes:

250 gr. de angulas de monte (cantharellus lutescens)

1 diente de ajo grande

1 guindilla de cayena

1 chorrito de aceite de oliva virgen

Elaboración:

La parte más delicada de la preparación es la limpieza de las setas. Si las hemos cogido nosotros es más fácil pues ya habremos procurado que no traigan mucha tierra o briznas de hierba, y las habremos cortado al ras para que los pies salgan limpios. Pero si son compradas pueden venir con más cosas que hay que quitar.

Es importante repasar una por una para quitar todas las briznas de hierba o tierra que tengan adheridas. Y si son grandes además las cortaremos en dos pues dentro del tubo puede quedar mucha suciedad.

l segundo paso es lavarlas bien (el setero que me enseñó el oficio me decía: no te importe lavar las setas, acaso no se mojan cuando llueve?). Lo mejor es en un limpiador de esos centrífugos de ensalada. Aclaramos varias veces y al final escurrimos todo lo que podamos.

Ahora cocinamos las setas sin nada, con el agua que han cogido al lavarlas ya bastará. En una sartén a fuego medio veremos que enseguida se van haciendo. Tardan aprox 15 minutos en hacerse (y evaporar toda el agua), luego salamos adecuadamente poco antes de terminar.

Reservamos las setas ya cocinadas, y ponemos a freír el ajo en láminas hasta que esté bien dorado. Según nos guste de picante añadiremos la guindilla de cayena al principio o cuando ya lleve un rato friéndose.

Finalmente, sobre el aceite caliente añadimos las setas, revolvemos bien y dejamos que cojan el sabor del aceite y del ajo durante cosa de un minuto.

Servimos las angulas de monte en una fuente y comemos bien calientes, comprobarás que tienen un sabor muy especial pero que merece la pena el trabajo para disfrutarlo.

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